Isabel Coles - Reuters

En la espalda de Brett se puede ver un tatuaje de San Miguel, arcángel de la batalla, y en su cabeza la lucha contra el Estado Islámico (EI) se representa como una guerra bíblica entre el bien y el mal. Esa es la razón por la que el veterano del Ejército estadounidense de 28 años se ha unido a una milicia cristiana en Irak. Porta la misma y desgastada Biblia de bolsillo que llevaba cuando estaba destinado en ese mismo país en 2006, una estampa de la Virgen María entre sus páginas y sus versos favoritos subrayados.

Miles de extranjeros han viajado a Irak y Siria en los dos últimos años, en su mayor parte para unirse a las filas de los extremistas islamistas. Pero algunos occidentales idealistas, frustrados porque consideran que sus gobiernos no hacen más por combatir al Estado Islámico, también se han unido a la batalla.

Brett integra la milicia Dwekh Nawsha, que significa autosacrificio en arameo. Es la lengua antigua que hablaba Cristo y que aún utilizan los cristiano asirios de Irak. Dwekh Nawsha apunta a las localidades cristianas del norte de Irak, alrededor de Mosul. La mayoría de ellas están ahora bajo el control del EI, cuyo ultimátum a los cristianos fue: paguen impuestos, conviértanse al islam o mueran por la espada. La mayoría huyeron.

Al igual que el resto de voluntarios extranjeros, Brett oculta su verdadero apellido para mantener a salvo a su familia. Tim abandonó su negocio en la construcción en Reino Unido el año pasado, vendió su casa y compró dos billetes de avión para Irak: uno para él y otro para Scott, un ingeniero informático estadounidense de 44 años que conoció en internet.

La única mujer extranjera entre las filas del Dwekh Nawsha dice que se inspiró en el papel de una chica kurda, pero que se identificaba más con los valores “tradicionales” de la milicia cristiana.

Con una gorra de béisbol sobre un pasamontañas, dice que el Islam radical es la raíz de la mayor parte de los conflictos y que hay que contenerlo. Todos los voluntarios dicen que están preparados para quedarse en Irak de forma indefinida.

“Todo el mundo muere -dice Brett, cuando se le pregunta acerca de la posibilidad de que lo maten-. Uno de mis versos favoritos de la Biblia dice: sé fiel hasta la muerte, y te daré la corona de la vida”.